jueves, 17 de julio de 2008

TRANSGRESION

La charla comenzó con esa pregunta: ¿Cuántas veces se puede romper el corazón?. Las mujeres jóvenes respondieron todas: el corazón se puede romper mil veces; ¡K alivio! pensaba la princesa licántropa, ¡solo mil! ella k pensaba k podía ser un número infinito de veces; estaba segura de haber recorrido más de las tres cuartas partes de ese camino.

Pero la verdad, es k después de un número tan grande de desencantos se veía asustada, parecía un cachorrito vagando por las calles con el rabo peludo entre las piernas, alicaída, husmeando el aire, con la mirada atenta a un peligro latente, como si el amor le pudiera atacar en cualquier momento.

Su última confusión había sido terrible, había encontrado un sapito brillante y lindo, k Luna creía k se transformaría en su príncipe encantado, pero no se dio cuenta k el sapo en realidad era rana, así k la pobre tenía un doble problema, no solo se enfrentaba al reto de transmutar al sapo en príncipe, sino k además tenía k convencer a la rana k era en realidad un sapo.

Todo el mundo le dijo a la pequeña licantropa k eso era una rana, pero la rana le dijo k ella en verdad era un sapo, así k prefirió hacer a un lado los prejuicios y confiar en la rana-sapo.

Lo peor de todo fue k a la rana le gustaba mas k nada su estanque, mirar su reflejo en el agua verdosa, y dedicarse a comer moscas, con todo esto la princesa no tenía mucha oportunidad de ver a su rana-sapo, pero la falta de una presencia real era remplazada por una imaginación poderosa. Sin embargo, la realidad le cayó encima cuando la rana-sapo se negó a ser besada, declaró k no le interesaba ser ningún príncipe, k el azul le quedaba muy mal, y k en ninguna parte habría tantos espejos como en el medio de su lagunita.

En medio de la desilusión, ella finalmente acepto k la rana no era un sapo sino una rana, k no había oportunidad alguna y se marcho con su corazón nuevamente roto.

De ahí la pregunta inicial, pero también la duda, si el corazón se rompió una vez, como saber si ya estuvo de nuevo sano antes de volverse a romper? ¿El corazón se repara solo? ¿O era k los pedazos se rompían una y otra vez? Si era así al final se terminaría con una montañita de polvo en el medio del pecho, y tal vez de ahí aquella famosa frase “polvo eres y al polvo volverás” pero en su caso ya ni siquiera polvo enamorado, sino polvo entristecido.

Entre todas estas cosas, mejor decidió irse a comer y beber con las “niñas bien”. Este grupo de mujeres jóvenes, adineradas, llenas de cirugías, anoréxicas, promiscuas, frívolas y devotas a la marihuana eran la compañía ideal para no adentrarse en las profundidades del alma. ¿k hacía la licántropa en ese grupo? Nadie lo sabía, totalmente desubicada, ella olía a perro cada vez k llovía mientras las chicas sudaban chanel N.3.

“El zen, contaba Luna, dice k uno debe de vaciarse completamente para k la energía fluya y pueda uno llenarse nuevamente, así k yo...”

“tienes toda la razón amigashhh”, respondía una de ellas, “con un lifting, una lipo, te vacías de toda la grasa, verashhh, te vacías de los gorditoshhh, los rollitoshh de atrashh de la espalda y la cintura, verashhh”.

Luego de un acalorado sermón sobre fidelidad, exclusividad y luto, k las niñas bien dedicaron con saña a Luna, todas ellas acordaron ahora k la licantropa debía vestir de negro por su rana e irse a llorar por las esquinas, no estaban satisfechas con la confesión de extrema tristeza, de las lágrimas solitarias en el bus y del improvisado encuentro sexual para consolar el alma; no, nada les convencía, solo el encadenamiento y los vía crucis k manda la religiosidad y las buenas costumbres debían aplicarse para k la lobuna cambie de vida, se redima y en lugar de encontrar príncipe consiga marido.

Bastante harta de las chicas, y con ganas creciente de sangre, Luna las convence de ir a una fiesta de hippies. Las engaña diciendo k se trata de una reunión de jóvenes ricos excéntricos a quienes les gusta vestirse mal, pero k a la larga terminaran aceptando dirigir la empresa de papi.

En el departamento, probablemente la única virgen de 25 años de plástico k quedaba en la ciudad, se emborracha y en medio de la pista y a la vista de todos rompe el record mundial del beso más largo con un sapo cualquiera, estaba tan entusiasmada, la pobrecita, k por una vez ni pensó en el k dirán, se le olvido averiguar el año del auto, la profesión y la solvencia bancaria. En lugar de pensar en lo importante, alguna parte de su cuerpo la arrastró a terminar lo k había empezado en el asiento de atrás de un carro prestado.

Al día siguiente la nigromante se despertó temblando del chuchaqui de la sangre inocente k se había derramado con su complicidad, así k se dirigió a la guarida de su única hermana loba y paso el día en la cama viendo en la Tv un especial de cirugías plásticas. Se sentía un poquito culpable y quería contarle a la víctima de la noche anterior k ya hay cirugías de reconstrucción del himen y k todavía podría casarse de blanco con un buen partido, y de paso hacerse las tetas.

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