lunes, 27 de diciembre de 2010

érase una vez un elefantito llamado babar

Zafiro y Babar...una historia sin inicio ni fin, sin nombre, sin más ni menos

Zafiro:


Se llama babar...

aquel que tiene historia, aunque más que historia será un poema en mi vida, él es el tiempo de la fruta, de las pinceladas y de los amores prohibidos.

seguro que le resulta conocida esta letra de su admirado Serrat, donde se narra el romane del curro Palomo:

La vida y la muerte bordada en la boca tenía Merceditas la del guardarropa. La del guardarropa del tablao del «Lacio», un gitano falso ex-bufón de palacio. Alcahuete noble que al oír los tiros recogió sus capas y se pegó el piro. Se acabó el jaleo y el racionamiento le llenó el bolsillo y montó este invento, en donde «El Palmo» lloró cantando... Ay, mi amor, sin ti no entiendo el despertar. Ay, mi amor, sin ti mi cama es ancha. Ay, mi amor que me desvela la verdad. Entre tú y yo, la soledad y un manojillo de escarcha

Babar responde:

Zafiro... zafiro querida, entre las teclas se me escurre tu nombre...
tus recuerdos duelen aún antes de llegar a serlos...
la sola posibilidad de que lo sean lastima, entre los dolores casi físicos de la premonición del anticipo retumban tus palabras "sabes amor cual será el final de esta historia" amenazan, persiguen... dime amor, como escapar de ellos?.. dime si otro final es posible?, te amo...

sábado, 12 de junio de 2010

Mi amado

EL CANTAR DE LOS CANTARES
Ella
Mientras el rey se sienta a la mesa,
mi nardo esparce su fragancia

Mi amado es para mi como el
saquito de mirra
que está siempre entre mis pechos.
Mi amado es para mí como flor de
aldehña
en los viñedos de En-gadi.

El
¡Qué hermosa eres, amor mio,
qué hermosa eres!
¡Tus ojos son dos palomas!

Ella
¡Que hermoso eres, amor mio,
qué hermoso eres!

El
¡la verde hierba es nuestro lecho!
Los cedros son las vigas de la casa,
y los cipreses, el techo que nos cubre

Ella
Soy la flor de los llanos de Sarón
soy la rosa de los valles

El
Mi amada es, entre las mujeres,
como una rosa entre los espinos

Ella

Mi amado es, entre los hombres,
como un manzano entre los árboles
del bosque.

¡Qué agradable es sentarme a su
sombra!
¡que dulce me sabe su fruta!
Me llevó a la sala de banquetes
y sus miradas para mí fueron de amor.

¡Reanimenme con tortas de pasas,
aliménteme con manzanas,
porque me muero de amor!
¡Qué pnga él su izquierda bajo mi
cabeza,
y que con su derecha me abrace!